Últimamente

Estoy bastante perdida en este mundo que, a pesar de ser pura energía condensada y materializada, se muestra terriblemente real. Tanto que hasta creo que soy parte de el.

He pasado semanas extrañas.

Es difícil describir como fui bajando uno por uno por los círculos del Infierno, hasta casi llegar al mismisimo corazón de Dante.

Algunas personas me han dicho que soy una dramática. No voy a contradecirlos, tengo bastante sangre griega antigua en mi, me gustan las pasiones descontroladas y la desesperación del alma incapaz de controlar el flujo del destino. Me expongo a morir una y otra y otra vez en los brazos del inoportuno amor mal diagnosticado, de las contradicciones de las palabras y el sobreanalisis de situaciones que nunca han ocurrido más allá de los límites de mi mente.

Pero también es cierto que tanta humana brutalidad me exaspera. Me deja agotada, sin fuerza, casi sin respirar.

Ultimamente no entiendo a esta raza dominante. Y no me identifico con ella.

Vivo rodeada de ira, violencia y arrogancia, de hordas de ciegos que aunque tienen los ojos abiertos, no pueden sino ver su única guerra: devorar la fe, el corazón y el espirito de sus similares. Quien logra atacar primero y dar la mordida letal, es quien gana. Quien infecta al otro con su mundano egoísmo y sus placeres banales, es quien vence. Quien come mas humanos, es quien se consagra en esta “sociedad”.

Entonces camino todos los días sobre este asfalto apocalíptico, con la piel expuesta a mi única esperanza: el sol, la luz. Y aunque existan quienes afirman que será el mismo Ra quien ocasione el exterminio final, hoy es quien limpia mi aura y me empuja a seguir.

He pasado semanas extrañas.

Pues, últimamente, si.