CAPÍTULO 4: ACERCA DEL ORIGEN DEL AZUL

A medida que la tarde avanzaba el calor se hacía más intenso.

-Prepárate Nova, la temperatura seguirá en aumento hasta la noche. Luego de las 10 tendremos una intensa tormenta -dijo el Observador de los Cielos, con su ojo pegado en el telescopio.

Nova miró al anciano y suspiró. Cada vez que pronosticaba el clima, todo lo que decía sucedía al pie de la letra. Pero teniendo en cuenta que los mapas pendientes seguían apilandose frente a él , hoy realmente no apreciaba tal precisión.

Tampoco entendía la testarudez del anciano de haber pintado la fachada exterior del estudio de 2768 y 2695. Esos colores combinados con el laminado de metal del observatorio sin dudas atraerían y conservarían el calor.

-Si hubiéramos pintado el exterior de 2707 o 263 no estaríamos ahora en medio de este sudadero. ..

-Nova, ¡si sigues quejándote así no llegarás a mi edad! – dijo el anciano al tiempo que soltaba una enorme carcajada

-Es probable que ni siquiera llegue a mañana; en unas horas quedaré deshidratado y con la piel cayéndose de mi cuerpo

-¡ Ja ja ja! ¡ Vaya si eres exagerado! Vamos, ve al sótano y prepara las neveras de hielo. Saca los molinetes al sol, así en un par de horas estarán recargados. Ya verás como se refresca el ambiente una vez activemos la refrigeración.

Nova tomó la lámpara portátil y bajó al sótano. Tenía que admitir que la idea del anciano de fabricar neveras de refrigeración por evaporación y distribuirlas en el estudio les había ayudado a descender la temperatura al menos 10 grados y así mantenerse frescos durante el verano anterior.

“Pero ¿Dónde habré guardado esas ridículas neveras?”

Nova estaba de pie en medio del sótano, con el dedo índice apoyado sobre su frente. Siempre que necesitaba pensar y concentrarse, repetía el mismo gesto.

A decir verdad, gesticular era tan característico de Nova como su larga cabellera recogida en un prolijo rodete. Por ejemplo, cuando estaba preocupado se daba golpecitos con el dedo en la frente, y cuando estaba nervioso, se mordía la uña de ese mismo dedo. Últimamente, como su trabajo había aumentado significativamente y sus mapas se apilaban incompletos sobre el escritorio, sus dedos no lucían del todo bien. Ni sus dedos ni su mente, que vagaba entre ideas, ansiedades, responsabilidades y curiosidades.

Caminó hacia la esquina derecha del cuarto, donde había varias cajas y frascos encimados. Los movió de lugar, abrió las cajas y miró dentro de los frascos.

“Pero, ¿qué estoy haciendo? ¿Neveras dentro de frascos? ¿En serio Nova? ¡Concéntrate!”

Se dirigió hacia la esquina izquierda, donde había una biblioteca repleta de libros antiguos y mapas que se habían decretado anachronisticus.

En el estante inferior había más cajas, que se veían lo suficientemente grandes como para contener neveras.

Nova movió una de las cajas con su pie, empujándola hacia el suelo. Cuando se agachó para abrirla, notó una pequeña manija que sobresalía del, ahora vacío, estante. Con curiosidad, tiró de ella suavemente y, para su sorpresa, con un suave “clic”, las maderas que hacían de base de la biblioteca se levantaron.

“¿Y esto? ¿qué es esto?”. Los ojos de Nova se abrieron sobradamente.

Envuelto en una suave tela, la esquina de un voluminoso libro se dejaba ver.

Nova lo recogió entre sus manos, retiró la tela que lo cubría y sopló el polvo acumulado sobre su tapa.

“Azurium Initium o Acerca del Origen del Azul. Escrito por Akoni Blavus” – leyó.

Dio vuelta la primera página y continuó leyendo:

“Introducción.

Al principio, existían los colores. El sol brillaba en sus tonos 388, 3965, 602… Las frutas crecían en deliciosos 484, 248, 470, 183, 1815… Las plantas y árboles mostraban vivos 361, 370, 375 durante los tiempos de calor, y luego cambiaban a 498, 483, 173 durante tiempos fríos.

Las personas vestían en combinaciones variadas y sus cabellos lucían pigmentados en tonalidades multi cromáticas.

Hasta que todo cambió.

Hasta aquel día en el cual el Mundo Más allá de los Árboles Verdes se convirtió en el Mundo Más allá de los Árboles Azules.

Aquel día fue el primer día del comienzo del Azul.”

Nova cerró el libro de un golpe.

“¡¿Pero qué es esto?! ¿Árboles verdes? ¿Verdes? ¿Qué es eso? ¿Azul? ¿Azules? ¿Colores? ¿Qué significa colores? Esos números… esos números, nunca antes escuché acerca de esos números… ¿qué es todo esto?”. Nova estaba aturdido.

Una lágrima cayó por su mejilla. Se la secó de inmediato, guardó el libro debajo de su camisa y subió al estudio.

-¿ Has encontrado lo que buscabas Nova? – preguntó el Observador de los Cielos.

Nova no contestó.

El anciano asintió con su cabeza y, en silencio, sonrió.