CAPÍTULO 3: NOVA

“¡Maldición! ¡Otra vez me quedé sin tinta!”.

Nova se puso su abrigo azul marino, sus guantes y su gorro haciendo juego, y salió.

De contextura mediana y relativamente delgado, era un muchacho joven; cuyo cabello largo lo distinguía del resto. Generalmente lo llevaba orgullosamente recogido en un rodete, excepto por esta mañana, que se veía despeinado y desprolijo.

“¿Por qué siempre me pasa esto cuando estoy en medio de los bosques y las montañas? ¿No me puede pasar cuando estoy en el Océano, menos preocupado por los detalles?”

Mientras caminaba por la Calle Hortensia, iba pateando cada pequeña fluorita que aparecía en su camino, como para dejar salir su frustración. Ni siquiera advertía cuántas nuevas flores habían crecido a los lados de la calle, o los innumerables Lactarius Indigo que se asomaban por detrás de los árboles.

“Todo esto es su culpa. Si Él no fuese tan impetuoso yo no tendría que estar despertando de madrugada. No entiendo por qué no descansa. Yo, a su edad, espero estar retirado”.

Nova continuaba a paso rápido, prestando atención únicamente a su monólogo interno.

Cuando llegó a la tienda, el Sr. Glaucus recién había abierto las puertas.

-¡Nova! ¡Qué temprano que te has levantado! ¿Otra vez tu jefe trayéndote complicaciones?

-Mejor ni me pregunte Sr. Glaucus. Y le recuerdo que Él no es mi jefe.

-Jajajaja, Nova. ¡Tú sí que eres un buen muchacho! ¿Qué necesitas?

-Tinta. Voy a llevar 2 frascos de 2727, 2 de 2756 y 1 de 2768. También necesito un 294. Y un 330.

El Sr. Glaucus abrió los ojos tan grandes como la estrella alpha Deneb, en la Constelación Cygnus. Movió su cabeza con desesperación de lado a lado, mientras la elevaba y bajaba asegurándose que no hubiese nadie cerca.

-¡Shhhhhhh! ¡¿Pero levantarte temprano te ha hecho delirar?! ¡Nova, no vengas otra vez con el 330! ¡Ya sabes que no puedo venderte un 330!

-¡Oh, vamos Sr. Glaucus! ¡No haga mi día aún más difícil! Necesito un 330. Realmente lo necesito.

-Pero Nova, ya conoces las reglas…

-Le prometo que nadie se enterará. Todos pensarán que se trata del mismo que está en el estudio. Nadie sospechará.

-Vaya, tú sí que eres un muchacho embrollado. Si Ellos descubriesen que aún guardo miniaturas de 330, perdería mi tienda. ¿Entiendes lo riesgoso de este asunto verdad?

-Entiendo

Nova salió de la tienda cargando una enorme bolsa. No era demasiado pesada, pero su tamaño y el hecho de que no tenía manijas, hacían que cargarla fuese engorroso. Además, el Sr. Glaucus había colocado una bolsa dentro de otra bolsa dentro de otra, y dentro de ésta había 4 bolsas más pequeñas, rellenas con espuma ultramarina. Y en su interior, las tintas. Insistía que su método de embalaje era extremadamente seguro contra caídas. Y contra Ellos.

A los 5 años, este trabajo ya había sido seleccionado para él. Su madre le explicó que, debido a la forma de sus manos y al brillo de sus ojos, esta era la misión que se le había asignado y que era un verdadero honor. Por supuesto que él nunca lo dudó. Hasta el verano pasado, cuando encontró escondido debajo del piso de su estudio, ese libro. Desde aquel momento, ya nada fue igual frente a sus ojos.

Luego de caminar unos 207 pasos, se detuvo. Le transpiraban las manos, así que apoyó la bolsa sobre el suelo, la sostuvo con sus pies y se quitó los guantes. Sus manos habían cambiado a un tono lavanda. “Demasiado calor”, pensó.

Cuando se incorporó vio, a unos 140 pasos de distancia, una figura.

“¡Oh no! ¿Serán Ellos? No puede ser, no pueden haberse enterado tan rápido. Excepto… excepto que hayan colocado curatores en la tienda del Sr. Glaucus. Pero no, eso tampoco es posible porque revisa su tienda todos los días en busca de posibles filtraciones… Aunque yo llegué tan temprano hoy que quizás no tuvo tiempo…”

Nova corrió detraś de un Caerulea Archetypus, cuyas hojas frondosas servían de escondite, y esperó allí; atento a los movimientos de la figura. Pero luego de 10 minutos, la figura aún continuaba allí, inmóvil.

Extrañado, y curioso, Nova comenzó a moverse en dirección a ella, refugiándose cada 2 pasos detrás de un Caerulea Archetypus o un Caerulea Archetypa. La figura aún no se movía. Su cabeza estaba inclinada hacia abajo, con la mirada fija sobre el suelo.

Cuando finalmente se encontraba a unos 48 pasos de ella, sintió cómo su corazón se detenía por un momento.

“Pe… pero… pero no, pero… pero ¡¿cómo es posible?!”. Se frotó los ojos con desesperación. “No, no, no, no. No es verdad. No, no, es mi imaginación. Es muy temprano, estoy cansado y probablemente estoy alucinando…”.

Entonces, la figura levantó su cabeza y fijó su mirada en él. Comenzó a caminar en su dirección. Nova no podía moverse, estaba aterido.

Cuando la figura se paró frente a él, Nova comenzó a llorar. Sintió cómo las lágrimas caían de sus ojos.

“¿Será este el momento que espero desde el verano pasado? ¿Quizás todas las historias que leí en ese libro son reales?”

-Ayúdame, por favor. No sé dónde estoy ni cómo llegué aquí – dijo Jord.

Nova, absorto, la observó durante 2 minutos. Finalmente, se limpió las lágrimas de sus ojos y logró hablar.

-No te preocupes, yo te ayudaré. Mi nombre es Nova. Soy el Dibujador de Mapas del Mundo Más Allá de los Árboles Azules. Ven conmigo.