JJK exhibición – HK 2023

Después de un viaje en subte relativamente rápido, vamos que no voy a exagerar, fueron solo 4 cortas estaciones, llego a destino.

Salgo del subte, perdida como siempre y me paro en la misma esquina que siempre me paro cuando salgo de este mismo subte en esta misma estación y vuelvo a mirar el mapa, porque no hay forma de que entienda para dónde tengo que caminar.

Hablando de mapas, ahora Google maps tiene una flecha que apunta para dónde ir, en vivo. O sea, apunto con mi cámara hacia la calle y me sale una flecha enorme azul que me va indicando adónde ir . Que bendición. Gracias Google.

En fin, camino una cuadra, me distraigo con un cartel animado que pasa unos cortos alucinantes, vuelvo a mirar la flecha, cruzo rápido la calle antes de que me hagan puré, verán, aquí no hay eso de respeto por el peatón, aquí es la jungla con la musicalización de fondo de AXL Rose. Ahí veo el mall, iSquare se llama.

Claro que cuando veo la entrada, hay 4 escaleras mecánicas. O sea, hay 2 que suben y 2 que bajan. Aquí ocurre mi primer ataque de ansiedad, por qué hay 4 escaleras?! Me paro en el medio y analizo la situación. La escalera de la izquierda es muchísimo más alta que la de la derecha, así que le calculo que te sube unos 3 pisos de una. Pero puede ser que mi cálculo sea errado y termine en otra parte del mall que no es la parte del mall a la que quiero ir yo y bueno, ya sabemos cómo son estas cosas! Uno termina encerrado en algún lugar misterioso del cual no se puede salir y ahí perece. Sin fama y sin gloria.

Me subo a la escalera más corta, y llego adonde creo yo es el piso 1. Bueno, a lo sumo puede ser planta baja, pero normalmente sería el piso 1. Yo voy al piso 4 así que en 3 escaleras más tengo que estar ahí. Subo una. Subo otra. Me distraigo porque está Starbucks a mi derecha pero no, no he de caer en tentación ahora, mi objetivo es llegar a la exhibición. Subo otra escalera más. Y debería haber llegado, porque ya subí 4 pero se ve que no. Se ve que acá el conteo va distinto, porque tengo que subir exactamente 3 escaleras más para llegar al piso 4. No sé. Por ahí me transporte en el tiempo y no estoy más acá , estoy en otra línea temporal.

Cuando llego al 4to piso, hay una fila onda matinée 1995 para entrar al boliche. Literalmente, llena de chicos de menos de 25 años seguro. Y después estoy yo. Que no tengo 25 y que no hago una fila de matinée para entrar a bailar desde mis 15.

Acá viene el ataque de ansiedad 2, hago la fila con todos estos pibes o salgo corriendo? Yo cobarde no soy, así que me meto a hacer fila . El acomodador me mira. Lo miro. Me pongo en fila.

Mientras espero, más jóvenes llegan. Siento que estoy escribiendo este post como si tuviera 90 años y hablara de las tendencias de la juventud del año 2023. Tampoco que soy tan ancestral, pero nada, acá son todos jóvenes que le voy a hacer.

Espero por unos 20 minutos, que la verdad es que no está nada mal, la fila avanza rápido, y cuando llego al primer puesto, me escanean el código de la entrada y me dice algo muy largo en chino. Yo miro al chico que me habla y no me animo a interrumpirlo porque parece así como super concentrado, entonces cuando termina de hablar y me mira esperando que yo le responda, lo miro y le digo: perdón, no hablo chino. Se lo digo en inglés, claro, porque si se lo dijera en español todo sería mucho más complicado. Me mira. Toma una pausa y me dice que porque tengo la entrada VIP – obvio que me compré la entrada VIP, ustedes que se piensan? Que yo qué? – puedo elegir un regalo sorpresa de alguno de los personajes y me da otras dos cosas que todavía no vi bien qué son. Rápidamente respondo: Gojo Satoro. El chico me mira de nuevo. Me dice: un momento. Se va y vuelve a los 3 segundos y me da una cajita, un cosito y otro coso y después me dice que apriete un botón en una maquinita y ahí sale una credencial como que soy alumna de la escuela de Jujutsu Kaisen. Espectacular, ahora tengo la habilidad de cazar demonios con el poder de mi energía oscura.

Bueno, entro y hay que hacer más fila. Es que acá en Hong Kong uno hace fila de la fila siempre. Avanzo y arranca la exposición.

La primera instalación está buena, es la silla en medio del cuarto empapelado con amuletos de protección contra espíritus (esos papelitos amarillos con caracteres chinos, sí que seguro los vieron en alguna película o algo, sino usen su imaginación), donde Itadori Yuji arranca su vida como parte de Jujutsu Kaisen. La explicación es más larga, pero la idea acá no es contarles sobre la historia sino sobre mi experiencia. En fin, sigo caminando lentamente, porque también está esa regla silenciosa que si arrancamos en fila, seguimos en fila para ver cada instalación y no nos pasamos adelante por más que ya hayamos mirado rápido. Eso me dió un poco más de ansiedad pero vamos, que no voy a hacer la extranjera rara que se desubica.

Todas las instalaciones que siguen muestran los bocetos, paneles de las escenas, versiones finales y también las versiones animadas de muchas escenas del anime. Increíblemente espectacular. El trabajo de precisión, los detalles, las horas y horas de composición, de desarrollo de los personajes, de colorear, encontrar las expresiones de rostro y cuerpo precisas, las animaciones cuadro a cuadro, los diseños de escenarios y fondos; es tanta información y tan hermosa que ahí también me dio ansiedad, pero de la buena.

Ahora bien, todas estas secciones de dibujos no se podían fotografiar. De hecho, había cámaras arriba de cada uno de los paneles verticales donde se exponían; porque claro, esa es otra cosa importante de mencionarles, aquí la vigilancia es silenciosa. No hay nadie cerca que te mire con cara amenazante, pero te vigilan por cámaras por cm. por el que te vas moviendo y si haces algo malo, pum pam, chan, tuqui, catapum y bueno. A pagar o a la cárcel.

Terminando la exposición hay una seguidilla de instalaciones donde si se pueden sacar fotos sin culpa, e inclusive también hay un mini juego de beisbol donde uno tira una pelota y tiene que darle a unos paneles que se dan vuelta cuando se acierta. Yo intenté 3 veces y a la cuarta le pegué a uno. Bueno, eso me hizo cuestionarme acerca de mis habilidades para cazar demonios, así que me salí de ahí rapidito y seguí caminando hacia el último puesto de la muestra, que es, por supuesto, el negocio donde se vende el merchandising.

No me malinterpreten, no es que yo anduve empujando jóvenes y manoteando cuadernos, stickers, pines, notitas, muñequitos de Gojo o cuadritos, todo por encima de todos ellos. Ahí es la guerra señores, y uno se tiene que imponer para agarrar todo lo que en 5 minutos desaparece. Como en los SALE de ropa donde las mujeres se pelean por una pollera en descuento, bueno yo me peleo con adolescentes por un llavero de Sukuna. Es así.

En fin, salgo de ahí un poco mareada , y busco las escaleras mecánicas, ahí me acuerdo que no se cuántas voy a tener que bajar para salir a nivel de la calle ni tampoco si en algun momento veré la luz del día de nuevo; entonces por las dudas me meto a Starbucks a tomarme un caramelo macchiato con leche de avena. Si me voy a quedar atascada en el mall como en el arco de Shibuya de Jujutsu Kaisen, a mi esos espíritus malignos no me van a agarrar descafeinada.

Al final no pasó nada, no hubo ataque de demonios, ni me quedé encerrada, ni nada.

Por eso decidí ir al Museo de Arte de Hong Kong, donde había 4 pisos de exposiciones varias y uno exclusivo de muestras del Renacimiento en Venecia.

Porque si no me agarra la Expansión de Dominio de Jujutsu Kaisen en el mall, pues que me agarre alguna obra renacentista y termine en Venecia, tomándome un Spritz y comiendo mini pizzas.